Por José Omar Tinajero Morales
Especialista en iconografía de la Orden de Predicadores
Tomás nació en Roca Seca, en la región de Nápoles, en el año de 1225. Estudio en el famoso monasterio benedictino de Montecasino, del cual su familia deseaba que fuera abad, sin embargo, Tomás no buscaba ningún cargo. Él lo que anhelaba era estudiar y por eso decidió entrar a la Orden de Predicadores, que se había fundado hacía poco, porque le ofrecía la posibilidad de conjuntar oración, estudio y predicación.
Sus parientes se opusieron a esta decisión ya que no podían concebir que Tomás fuera fraile mendicante, por eso lo recluyeron en el castillo, le rasgaron su hábito y al ver que no claudicaba introdujeron a una mujer con la intención de que tuviera relaciones, pero Tomás que era muy devoto de la virgen María, lleno de aplomo defendió su virginidad, tomó una tea y amenazó con quemar a la mujer, quien presurosa huyó. La familia del Aquinate al ver como defendió con capa y espada su hábito dominico, lo dejó en paz y así pudo profesar en el año de 1245.
La amistad de dos sabios: san Alberto Magno y santo Tomás de Aquino
En París conoció a san Alberto Magno, quien al ver el talento del joven lo llevó consigo al Estudio General de Colonia. En 1250 Tomás fue ordenado como sacerdote y en 1252 se doctoró en Teología por la Universidad de París. Desde entonces su vida la dedicó a la pastoral universitaria y a escribir libros sustanciosos como la Suma contra los gentiles, que le sugirió hacer san Raymundo de Peñafort; la más importante es la Suma Teológica además de otros opúsculos. Junto con su profesor san Alberto Magno, lograron cristianizar la obra de Aristóteles; aunando ciencia y religión; razón y fe; lo natural y lo espiritual.
Tomás nunca quiso ocupar ningún cargo en su orden, ni siquiera fue prior de algún convento. Su vida la dedicó a la enseñanza y defendió junto con el venerable Humberto de Romans y con san Alberto Magno, el derecho de que los frailes dieran clases en universidades como la de París. En la que impartió clases al mismo tiempo que el doctor franciscano san Buenaventura.
En la cuaresma de 1273, un poco antes de morir, Tomás de Aquino, dio varios sermones, en los que explicó, los tres conocimientos necesarios para lograr la salvación: lo que se debe creer, que está contenido en el Credo; después habló sobre lo que se tiene que pedir, lo cual se sintetiza en el Padre Nuestro y por último se refirió a lo que se debe cumplir, ósea, los mandamientos.
Apoteosis de santo Tomás de Aquino
El Aquinate murió el 7 de marzo de 1274, en el monasterio cisterciense de Fosanova. Fue canonizado por Juan XXII en 1323. Pío V nombró a Tomás doctor de la Iglesia en 1566. El tomismo es parte de la escolástica, pero tuvo como característica ser intelectualista oponiéndose al voluntarismo de franciscanos como Juan Duns Escoto y fue parte del realismo en contra del nominalismo de Ockham.
Entre los tomistas han figurado san Vicente Ferrer, Francisco de Vitoria, Domingo Soto, Melchor Cano, todos ellos además destacados dominicos.
El papa Pío XI dijo: “Santo Tomás es el más sabio de los santos y el más santo de los sabios”. El papa León XIII recomendó que la obra tomista se enseñara en todos los seminarios. Además le sirvió de base para redactar su encíclica Rerum novarum, donde expuso la doctrina del bien común.Tomás es patrono de las escuelas católicas y de los estudiante. Su fiesta se celebra en el calendario antiguo el 7 de marzo y en el nuevo el 28 de enero, día en que se trasladaron sus restos.
Iconografía de santo Tomás de Aquino
La iconografía de santo Tomás es la siguiente: hábito blanco y negro de la Orden de santo Domingo. El negro representa la humildad y obediencia; mientras que el blanco simboliza la pureza. El elemento diagnóstico para identificar a santo Tomás es que lleva un sol en el pecho, el astro rey simboliza a Cristo.
Pluma y libros representan al estudio y obras del Aquinate. La paloma simboliza al Espíritu Santo. Ángeles e Iglesia, por ser santo Tomás el Doctor Angélico. La imagen de la Eucaristía, ya que era su principal motor en la vida y por haber dejado varias oraciones al Santísimo Sacramento que todavía son parte de la liturgia.
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